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7 señales de madurez emocional

La madurez se asocia, generalmente, a la edad cronológica y a los años de experiencia en la vida. Sin embargo, cuando se trata de madurez emocional, la edad puede tener poco que ver en esto. Madurar significa entender que ha llegado ese punto de la vida en el que comprendes que no puede haber un amor más poderoso que el amor propio. Tener madurez emocional significa que has aprendido a aceptar lo que viene y a fluir ante la vida.

Como es obvio, la madurez emocional no surge de la nada, sino que requiere de trabajo, de esfuerzo, de voluntad y de ganas de mirar en nuestro interior. Porque no solo es tener la cabeza amueblada, sino también el corazón. A continuación os indicamos 7 señales que indican la presencia de madurez emocional.

«Madurez es lo que alcanzo cuando ya no tengo necesidad de juzgar ni culpar a nada ni a nadie de lo que me sucede»

-Anthony de Mello-

1. Saber decir adiós

Hay que entender que la mayor parte de nosotros tenemos miedo a las alturas, sobre todo cuando son emocionales. Por eso, es natural que tengamos vértigo cuando se trata de soltar las cuerdas y dejar que la vida fluya.

Mujer alejándose de su pareja

Pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor hace que, como se suele decir, nos duela el alma. Nos impide soltar, dejar ir. Y nos sume en el pánico a un abismo que nuestros ojos se empeñan en ver demasiado profundo.

Las personas emocionalmente maduras saben que la vida es mucho mejor si se vive en libertad. Así que, dejan marchar lo que ya no les pertenece, pues comprenden que mirar al pasado nos impide cerrar etapas y cicatrizar nuestras heridas emocionales.

2. Mirar, sin dolor, hacia el pasado emocional

Limpiar el dolor de nuestro pasado es absolutamente necesario para poder avanzar en nuestro camino emocional. Las malas hierbas crecen rápidamente, por lo que, si no limpiamos nuestra senda, no podremos ver lo que hay a continuación.

Las personas emocionalmente maduras conocen la importancia que tiene vivir en el presente, superando y aceptando lo que sucedió. Lo que pasó, pasó; y, de una forma u otra, tenemos el derecho de aprender de ello y seguir.

Dejando de revisar nuestro interior no conseguimos escapar de él, sino permitir que lo negativo de nuestro pasado maneje a su antojo nuestra vida presente.Y esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.

Es por esta razón que, cuando hemos aprendido lo suficiente de nuestro dolor, quitamos el miedo de mirar hacia nuestro interior para sanar nuestro pasado emocional y subir un nuevo escalón en la vida.

3. Saber lo que se piensa y lo que se siente

La madurez emocional ayuda a alcanzar una conciencia especial de los pensamientos y los sentimientos propios y ajenos. De hecho, es probable que las personas emocionalmente maduras se esfuercen por escribir y pensar sobre qué opinan de algo o sobre cómo se sienten.

Mujer escribiendo en su diario

Madurar es cuidar lo que dices, respetar lo que escuchas y meditar lo que callas.

La claridad mental de las personas maduras contrasta con la pereza y el caos constante de las personas que no han alcanzado este punto de madurez.  Por eso, la madurez mental ayuda a resolver problemas  de la vida cotidiana de manera eficaz.

4. Dejar de quejarse

Dejar de quejarse es la mejor manera de encender el cambio. Las personas emocionalmente maduras lo saben muy bien: o cambias o aceptas.

La queja puede meternos en laberintos oscuros que no tienen salida. Somos lo que pensamos, y eso las personas emocionalmente maduras lo han experimentado. Si actúas más y te quejas menos significa que estás creciendo emocionalmente.

5. Empatizar sin sentirse abrumado por las emociones ajenas

Las personas maduras emocionalmente son capaces de gobernar y manejar sus emociones y las que les contagian. Eligen lo que quieren conservar y lo que no, lo que les ayuda a ser muy eficientes en la labor de escucha.

Además, consiguen que en sus relaciones haya un equilibrio entre dar y recibir, resultando unos intercambios mucho más satisfactorios.

6. No castigarse por cometer errores

Los errores son una buena manera de aprender. Es decir, fallar nos permite saber cuál es el camino que no debemos seguir. Por eso, los errores son bienvenidos en las vidas de las personas maduras.

Además, las personas emocionalmente maduras no se castigan por tener limitaciones, las aceptan y trabajan para mejorarlas. No insisten en que las cosas siempre salen bien, ya que saben que no todo es de color de rosa y que cada golpe puede ser una buena oportunidad para crecer.

Joven mirando hacia el horizonte

7. Aprender a abrirse emocionalmente

Las corazas pertenecen al pasado y que solo dificultan nuestro viaje. Por eso, es muy importante dejar de temer al compromiso y al amor, confiando en uno mismo y en los demás de manera plena.

Disfrutan tanto del tiempo en soledad como del tiempo compartido.

Como hemos visto, la madurez emocional permite tomar las riendas de la vida, tener una visión propia del mundo y una gran ambición para el éxito.Constituye todo un proceso de crecimiento personal en el que la persona se hace más responsable de sus emociones.

Al desarrollar la madurez emocional, la vida se convierte en un placer y no una tarea. En un puente hacia el bienestar interior y exterior.

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