El término hace referencia a los planes de intervención en gran escala en los océanos, los suelos y la atmósfera terrestres con el fin de reducir los efectos del calentamiento global, por lo general de manera temporal. La geoingeniería incluye un amplio espectro de técnicas centradas principalmente en el bloqueo de la luz solar o en el reflejo de la luz hacia el espacio para remover dióxido de carbono de la atmósfera terrestre o bien, para permitir que el calor se disipe en el espacio.
Los planes de modificación climática por medio de la geoingeniería no buscan afrontar las causas de fondo del calentamiento global, producido por las emisiones de gases con efecto de invernadero. Muchas de las propuestas de la geoingeniería tampoco atacan otros grandes problemas, como la contaminación del aire, la destrucción ambiental derivada de una insostenible extracción de combustibles fósiles o la acidificación de los océanos. En vez de ello, cada proyecto o plan es sólo un intento por atacar tan sólo uno de los múltiples efectos del cambio climático —el incremento global de la temperatura— mediante manipulaciones de gran escala en la atmósfera, los suelos o incluso el espacio exterior de la Tierra.
Debido a que las propuestas de aplicación de la geoingeniería del clima representan esfuerzos intencionales para cambiar el clima en escala global, resulta crucial recopilar tanta información como sea posible acerca de los riesgos y los efectos potenciales de dichas técnicas.