Globalización 4.0: Configuración de una arquitectura global en la era de la Cuarta Revolución Industrial. Este ha sido el tema estrella que se ha debatido estos días en el prestigioso World Economic Forum (WEF), en la ciudad suiza de Davos (lo que comúnmente conocemos como Foro de Davos). Y es que, queramos o no, estamos inmersos en la mayor de las revoluciones sociales e industriales de la humanidad. El problema es que, como el pez no siente el agua en la que vive, nosotros no somos conscientes de los cambios que se están produciendo continuamente.
Este nuevo término ha sido acuñado por el propio presidente del WEF, el profesor Klaus Schwab. Y responde a la combinación de dos conceptos que definen el mundo en que vivimos:
Globalización
Industria 4.0
La globalización consiste en la integración de las diferentes sociedades del mundo en un único mercado. Hoy todos compramos y vendemos de forma global. Los clientes, los proveedores están en cualquier parte del mundo. La materia prima y los consumidores no tienen fronteras. De igual manera el talento, el conocimiento también se mueve con libertad. La comunicación, las redes sociales son nuevos canales por los que fluyen las noticias (también las fake news) con total libertad.
La Industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial combina técnicas avanzadas de producción y operaciones con tecnologías inteligentes que se integran en las organizaciones, las personas y los activos. Esta revolución está marcada por la aparición de nuevas tecnologías como la robótica, la analítica, la inteligencia artificial, las tecnologías cognitivas, la nanotecnología y el Internet of Things (IoT), entre otros. Las organizaciones deben identificar las tecnologías que mejor satisfacen sus necesidades para invertir en ellas. Si las empresas no comprenden los cambios y oportunidades que trae consigo la Industria 4.0, corren el riesgo de perder cuota de mercado.
Así que la combinación de ambas realidades nos lleva a vivir en un contexto socioeconómico, un tanto inquietante. Desconocemos sus consecuencias y sólo podemos ser capaces de analizar los efectos inmediatos. El propio Schwab duda sobre «si esta nueva era va a mejorar la condición humana» y ello va a depender de si la gobernanza corporativa, local, nacional e internacional se puede adaptar a estos sucesos, a tiempo.
¿ESTAMOS PREPARADOS?
Reconozcamos que estamos viviendo en un nuevo tipo de economía impulsada por la innovación y la tecnología. Se necesitan nuevas normas, estándares, políticas y convenios globales para salvaguardar el bienestar social. La nueva economía ya ha perturbado y recombinado innumerables industrias. La globalización 4.0 ha desplazado a millones de trabajadores. Un ejemplo reciente es la lucha que en España mantiene el sector del taxi frente a los nuevos modelos de negocio VTC (Uber y Cabify). Esta nueva economía cambia los modelos de producción y de negocio. Aumenta el valor del conocimiento y los datos en la creación de valor. A su vez, también aumenta la competencia dentro de los mercados. Cualquier empresa puede operar en casi cualquier parte del mundo.
Esta situación, claramente dominada por las empresas digitales, aviva la desconfianza; en especial hacia las empresas de tecnología por la forma como estas administran nuestros datos.
El ritmo sin precedentes del cambio tecnológico provoca que nuestros sistemas de salud, transporte, comunicación, producción, distribución y energía,… se estén transformando completamente. Gestionar este cambio requiere de nuevos marcos para la cooperación nacional y multinacional. Y también de un nuevo modelo de educación, complementado con programas específicos para enseñar nuevas habilidades a los trabajadores. Ya no sirven los modelos educativos basado en la adquisición exclusiva de conocimientos. El perfil que se necesita en las empresas incluye el dominio de otras habilidades y competencias como son: la creatividad, la resolución de problemas, la gestión del cambio (vivimos en un entorno VUCA), la inteligencia emocional, el trabajo en equipo,….
Se necesitan personas ágiles mentalmente. En el futuro cercano van a tener más valor las soft skills que el conocimiento teórico.
EL FUTURO YA ES PRESENTE
La Globalización 4.0, es decir, la robotización, la inteligencia artificial, el blockchain, la automatización de procesos, los algoritmos, etc en un entorno económico globalizado están cambiando de forma drástica el modo de vida de gran parte de la humanidad; desde Camboya a New York; desde Sudáfrica a Noruega. Pero ¿es la globalización 4.0 el nuevo modelo capaz de establecer un mundo mejor, sostenible? ¿Es la Globalización 4.0 un nuevo sistema de Economía Circular? Harari, el filósofo de moda y gurú de los tecnócratas de Silicon Valley, nos habla en su último libro «» de la inevitable llegada de la automatización masiva, de la substitución de personas por máquinas y de la emergencia de la Useless Class (personas que quedarán fuera del mercado laboral por que no serán capaces de reciclarse en nuevas profesiones, una vez que las suyas estén asignadas a inteligencias artificiales en forma de algoritmos o robots).
De momento no tenemos la respuesta. Pero no podemos ser pesimistas: los índices de desarrollo humano jamás han sido tan positivos. Las tasas de alfabetización, escolarización y vacunación crecen en todo el planeta. Vencemos enfermedades, y ganamos años de vida saludable. La mortalidad infantil y la pobreza extrema decrecen. En otro de los libros de moda «« se pone negro sobre blanco la bonanza de la vida actual. Pero el problema es que la nueva economía digital es tan capaz de generar riqueza como incapaz de distribuirla.
Es nuestra obligación presionar para que los políticos y gobernantes sean capaces de crear un contexto social, jurídico, económico, educativo donde pueda imponerse un enfoque humanista. El hombre y no la máquina en el centro de las políticas. Crear una sociedad más justa y equitativa no puede ser una opción ni estar en manos de los líderes económicos.